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miércoles, 12 de marzo de 2014

ACOSO LABORAL

 La primera bofetada me la llevé cuándo me dijeron que tenía que esperar a por el uniforme, ya que tenían que hacérmelo a medida. Fue mi primer golpe, ya que me estaban diciendo que la talla que yo uso no era la normal. Uso una talla 44. No me parece que sea necesario usar una talla 38 para ser una buena secretaria.

Yo seguí ejerciendo mi labor sin prestarle mucha atención al tema del uniforme, pero me era imposible. A todas horas tenía a mis compañeros delante de mi mesa preguntándome por mi uniforme. E incomprensiblemente, tenía a mi jefe por lo menos un día a la semana paseándose por delante de mí diciéndome que ya me traerían el uniforme, que era cuestión de tallas. Todo esto me parecía algo de locos y no acababa de comprender que le pasaba a esta gente, pero yo seguía a mis cosas, como si nada me afectara. Quería cumplir con mi trabajo y hacerlo bien, pero me estaba costando mucho.

El acoso comenzó a hacerse más patente cuando comencé a intuir que me vigilaban. Todos teníamos unas cámaras detrás de nuestra mesa de trabajo, no es algo legal, pero es así. Y había veces en las que de pronto aparecía mi jefe como un energúmeno chillando, diciéndome que porque iba al baño otra vez si ya había ido a las 11 de la mañana y solo habían pasado dos horas. Ahí fue cuando me di cuenta de que mis compañeros estaban diciéndole a mi jefe cada movimiento, cada desplazamiento que hacía al baño. Yo me tenía que desplazar a la impresora, a la fotocopiadora, y esos movimientos eran los que provocaban ataques de ira en mi jefe. Yo trataba de explicarle que era parte de mi trabajo el ir a la fotocopiadora pero él gritaba cada vez más y me era imposible hablar. Mi desesperación era inmensa, necesitaba el trabajo pero me lo estaban poniendo muy difícil y lo peor es que no sabía el por qué.

Ir al trabajo se convirtió en una tortura. Sin ningún motivo aparente era el blanco de las iras de mi jefe y la mofa de mis compañeros. Se convirtieron en mis peores enemigos. Mi única intención siempre había sido la de trabajar y hacerlo lo mejor posible. Pero entre todos estaban logrando que mi vida se convirtiera en un infierno.

Decidí no denunciarlo a los sindicatos, esperando que en algún momento este acoso se terminara. Pero nunca se terminó. Ellos terminaron conmigo. Consiguieron que me echaran de la empresa. Sin comerlo ni beberlo, un día fui a trabajar y me dijeron que al día siguiente no fuera, que prescindían de mis servicios. Mi jefe me dijo que el día anterior me había ausentado de mi puesto de trabajo 8 veces. Miré hacia mis compañeros y sonrieron. Recogí mis cosas y salí. Me consideraba una persona muy fuerte mentalmente pero me habían aniquilado entre todos, habían hecho una piña para conseguir su objetivo y ahora gracias a ellos era una mujer agotada mentalmente.

Hoy me arrepiento de no haberlos denunciado. La gente me dice que muchas veces el acoso laboral es sin motivo alguno. Yo con el tiempo me enteré de que mis compañeros querían que yo me fuera y en mi lugar viniera otra señorita. Y lo lograron. Cada movimiento que yo hacía era controlado por ellos en la cámara y se lo iban a decir al jefe. Las cámaras estaban en una habitación controladas por otros compañeros que aparte de controlarnos...hacían otras cosas, pero parece ser que lo más importante era dar información al jefe de la gente que a ellos les convenía. Lograron su propósito. Hoy estoy en el paro gracias a esa gente.

Cuando las arañas unen sus telas pueden matar a un león (Proverbio etíope) 



13 comentarios:

  1. Una jauría de envidiosos y malintencionados hace más daño que el peor de los desastres.

    Abrazos.

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  2. Midala, eso es porque usaba la talla 44 en vez de la 36. Mis primas son todas de la 36, esas que tanto te gustan.

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  3. Que lástima que permitieras que te bajaran la autoestima de esa manera y no siguieras peleando por tus derechos. Tendrías que haber denunciado y hacerle ver a todos esos ignorantes que no te iban a tirar sin antes pelear. Cariños y a salir adelante con mas fuerza que nunca.

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  4. Un buen relato. Feliz fin de semana..

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  5. Siempre hay motivos para alejar a un empleado; por su talla, por edad, acomodo político y tantos otros. La cuestión es evitar que te arruinen la vida. Borrón y cuenta nueva, adelante con una sonrisa. Mucha gente pasa por esto.
    Excelente relato. Un abrazo

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  6. Excelente proverbio. Me gustó el texto también, me quedo a ver si aprendo mas de las arañas.

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  7. Gracias por compartir tu experiencia y mira que magistral forma de redactar tus emociones y vivencias eres una escritora en potencia, esto es una narración notable debes tomar en serio este oficio de escribir . Esta experiencia de acoso laboral al escribirla la denuncias y abres una puerta para muchos otros seres que sufren lo mismo que tú lo asuman y lo saquen a la luz denunciando este tipo de delincuencia laboral que es el mobbing , si permanecemos callados el silencio nos sepulta.

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  8. Las personas que no lo han vivido no saben lo que se siente, es lo más doloroso que me ha pasado, sentía que yo no valía nada, mi autoestima estaba tan baja que no me atrevía a decir lo que me estaban haciendo, físicamente pero estaba muy mal, 5 años después de lo sucedido ya sigo enferma, psicológicamente aun siento miedo, prefiero no relacionarme trato de tener j. Perfil bajo para que compañeros no me noten y no desencadenar acoso nuevamente. La gente que lo hace no sabe el daño el daño que le hacen a la persona, como el daño psicológico afecta en su vida Personales como esto no se queda solo en el dolor y la herida en su autoestima, que es muy difícil de recuperar, el miedo que se siente a pasar eso de nuevo, a esto se le suma el daño físico, en mi caso sufro de OVP ovario poliquistico, débito a tanto estrés que sufrí, al ver hacia atrás no puedo evitar derramar lágrimas, no entiendo como pude soportar tanto maltrato, quizás la ignorancia, el no saber que hacer el no saber que existe algo llamado mobbing, que es real que yo no me inventaba lo que me hacían, el aislamiento es lo más doloroso y lo que hace que se caiga a lo más bajo, sentía que no era nadie que no tenía valor, lo único que me hacía soportar era el trabajo el sentirme útil, el saber que era perdidamente por eso porque hacía muy bien mi trabajo el no tomármelo personal ñ, que es difícil porque es personal , porque las burlas las risas los comentarios hirientes eran hacía mi, pero gracias a Dios ya no estoy ahí. Puedo decir que he recuperado un poco mi autoestima, más no mi salud. Pero lo que les puedo decir a las gente que es capas de ofender humillar hacer sentir mal a alguien. Es que pueden ser fuertes con el débil, pero la justicia de Dios es perfecta.

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    1. Nadie se puede poner en el papel de otra persona que sufre, ya sea por el motivo que sea. Salvo...que pasara por una situación similar. Y aún así..cada persona reacciona de una forma distinta. Vivimos en un mundo muy cruel e injusto. Yo no puedo ponerme en su lugar ni tan siquiera llegar a acercarme a su dolor. Pero...intento escribirlo lo mejor que sé. Le agradezco su confianza y le mando ánimos para terminar de superarlo. No recupere usted un poco de su autoestima...recuperela toda. Ellos-as, son los que deberían de perderla. Animo. Un saludo

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  9. Leerlo y directamente me entran ganas de buscar a la pobre secretaría y ayudarla a hacer justicia. El acoso laboral, y más tratándose de mujeres, no ha alcanzado aún la seguridad que se merece. Yo en su lugar me hubiese colocado en la puerta de la empresa con carteles y cacerolas, y hubiese hecho público el trato en la oficina, a veces la justicia no efectúa sus medidas, y somos nosotros mismos los que debemos tomar la sartén por el mango, no hay nada mejor para hundir una reputación que hacerle una mala publicidad al estilo social. ¡Vergüenza de los lugares que permiten estas barbaridades! Genial la historia Midala!! Una vez más tus palabras remueven a mi corazón. Un beso!!

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